viernes, 21 de agosto de 2015

Crítica de Cuatro Fantásticos

Fantastic Four


Tras largos meses de espera y una gran expectación en torno al estreno de la nueva película de los Cuatro Fantásticos finalmente hemos podido ver el resultado definitivo del filme.
No ha sido fácil que la película haya conseguido llegar a donde lo ha hecho, que es a las pantallas de los cines, pues la difícil relación entre el estudio y el director del proyecto, que no ha sido ningún secreto, ha complicado en gran medida el rodaje de este reboot.

No solo Josh Trank, director de la película, ha tenido esos enfrentamientos con el estudio, sino que al parecer también intercambió acaloradas palabras con algunos miembros del reparto durante el rodaje, situación que ha servido solo para empeorar el entorno de trabajo y echar más tierra aún sobre el resultado final.

La dureza con la que la película ha sido recibida por la crítica, el poco interés mostrado por los espectadores a la hora de acudir a los cines para ver el metraje definitivo, los problemas de producción y montaje que han emanado de esas relaciones tan chocantes y algunos elementos más añadidos de paso han sido los ingredientes suficientes para llevar a esta película, que en un principio prometía ser algo más, a un auténtico batacazo del estudio.


Efectivamente la película nos presenta una historia de sobra conocida, a groso modo cuanto menos, por todos los lectores de cómics de los Cuatro Fantásticos o todos aquellos que hayan visto las dos películas anteriores sobre la familia de superhéroes, mucho más precisas en cuanto a la historia original aunque su calidad también dejase mucho que desear.
Sin embargo, se aprecia desde el minuto uno que se ha tratado de dar un enfoque distinto a los personajes que a tantos encandilaron en los cómics.
Es importante tener en cuenta que esta parte de la crítica puede contener SPOILERS sobre el desarrollo de la trama de la película. Todos aquellos susceptibles a conocer esta parte de la historia que omitan leer la parte de la sinopsis.

La película comienza con un joven Reed Richards, que ya apuntaba maneras de cerebrito desde la etapa escolar, con grandes ambiciones para descubrir el funcionamiento del teletransporte. En ese momento conocerá a Ben Grimm y ambos inician una fuerte relación de amistad a pesar de pertenecer a mundos completamente opuestos.
Con el tiempo, Ben se convierte en la mano de obra oculta en las sombras de Reed y acaban siendo reclutados por el doctor Franklin Storm y su hija adoptiva Susan para trabajar en un interesante proyecto sobre los viajes entre dimensiones.

Poco a poco, Reed y Ben van conociendo al resto de los integrantes de un equipo científico destinado a combinar el trabajo precario pero acertado de Reed con el trabajo que el dr. Storm llevaba años desarrollando con otra joven eminencia en la materia, el problemático Victor Von Doom.
A esta ecuación se une el hijo biológico de Franklin, Johnny, que tiene todo un don para construir cosas y meterse en líos.


Como cabe esperar, los cuatro jóvenes con la ayuda del dr. Storm comenzarán a pulir todas las bases de ese trabajo que ya no tiene nada que ver con el teletransporte, sino más bien con los viajes entre dimensiones.
Huelga decir que en este punto Ben desaparece completamente de la historia al considerar que ese es realmente el sitio de Reed y que él poco tiene que hacer en esos laboratorios.

Sin embargo, todo se desmadra cuando los jóvenes deciden probar la máquina de viaje entre dimensiones sin el consentimiento de ningún responsable, momento que Reed considera que Ben no se puede perder por lo que se decide a llamarle.
Esta insensatez acaba con Reed, Johnny, Ben y Susan sometidos a una fuerte modificación celular tras el contacto con una sustancia extraña en la nueva dimensión y con Victor completamente desaparecido y dado por perdido.

Reed decide huir hasta que es encontrado tiempo después por el nuevo superequipo, ahora a las órdenes del ejército, que le convencen de una manera algo contundente para regresar al trabajo y ayudar al gobierno a reanudar el contacto con el Planeta Zero; donde un viejo conocido lleva años aguardando para completar una especie de venganza que requerirá de todo el esfuerzo de los jóvenes para salvar la Tierra.


Josh Trank ha sido el encargado de dirigir, para bien o para mal, este reboot maldito de los Cuatro Fantásticos.
Este es el segundo trabajo que Trank ha realizado como director y guionista tras el éxito de crítica que tuvo su ópera prima "Chronicle". Sin embargo, a pesar de ser un joven realizador con la experiencia justa, el estudio decidió confiarle la responsabilidad de dirigir el reinicio de la saga con unos actores y una historia completamente nuevos.

Tal vez haya sido por las malas decisiones a la hora de enfocar el proyecto, como los cambios radicales que experimenta la historia (un Johnny Storm de color es algo que sorprende le pese a quien le pese) o por sus excentricidades a la hora de dirigir el proyecto, pero Trank ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias siendo el principal exponente común de todas las riñas que ha tenido la producción de la película.

Con respecto a los nuevos Cuatro Fantásticos, Miles Teller es el único que puede llegar a convencer algo al espectador en el papel de Reed Richards, y eso se debe a la tarea de interpretación que ha realizado, bastante mejor que la de sus compañeros.
Jamie Bell en el papel de la Cosa o Ben Grimm es un personaje plano y desaprovechado, que se limita a ser invisible y tener dos puntos en toda la película. Kate Mara como Susan Storm ni destaca ni es la peor de todas en este reparto; y desde luego, Michael B. Jordan, a pesar de tener una interpretación notable en la película, a la altura de lo esperado, se lleva una mala perspectiva en cuanto a la ruptura que hace con un personaje que de siempre y clásicamente ha sido blanco.


En definitiva, para poder hacer una buena crítica de "Cuatro Fantásticos" hace falta pensar en frío, no dejarse llevar por el calentón del momento nada más salir de ver la película.
Es importante tener en cuenta que de alguna manera llevamos meses siendo bombardeados por publicidad negativa y dañina sobre la película que de una manera u otra ha acabado por hacer mella en nuestra opinión del resultado final incluso antes de verla.

Por eso es importante verla con calma, pensar lo que se ha visto e incluso verla de nuevo antes de dar una opinión precipitada de lo que es el resultado final, un resultado que vistas las prisas y las confrontaciones tampoco llega a ser malo.
Mediocre sería la palabra que podría definir esta película. Quizás sea porque nos tienen tan acostumbrados a ver grandes producciones sobre los héroes de Marvel que en cuanto sale una película normal a la luz montamos rápidamente en cólera.

Sin embargo, nos gustaría ejercer de cierta manera de abogados del diablo y remarcar los puntos buenos que tiene la película, junto a todo lo malo que de ella ha salido.
El principal fallo que la película tiene, y es un fallo que le aguantará durante los noventa minutos de metraje, es la falta de empatía y la ausencia de vínculos emocionales que los personajes muestran entre ellos y con el espectador.
Son personajes planos que buscan ser presentados de manera atropellada y rápida mermando aún más la calidad del resultado final.


Si a eso le sumamos un guión normal, con comentarios que tildan a los protagonistas de pedantes o creídos sin ninguna conexión entre ellos, nos encontramos con que el espectador es incapaz de conectar con estos nuevos personajes, elemento clave a la hora de introducir unos personajes destinados a protagonizar toda una saga.
Es triste ver como el personaje de Ben, un pilar clave para Reed en las historias originales, pasa a ser un don nadie en la película. El compañero mudo de Reed, del cual Richards se acuerda de rebote justo antes de viajar al Planeta Zero por primera donde será convertido en la Cosa, algo que choca mucho ya que un personaje tan llamativo podría haber sido mucho mejor aprovechado.

Esa relación entre Reed y Ben no llega a cuajar. Tampoco la relación de Reed con Susan, que están lejos de parecer los enamorados en los que tarde o temprano se convertirán, o la relación de Susan con Johnny, ambos supuestamente hermanastros en la película. 
El guión, muy llano y simplón, es lo que ha dificultado potenciar esas relaciones, convirtiendo una película sobre la primera familia de superhéroes de Marvel en una película donde convergen cuatro personajes contra un villano que parecen no conocerse.
Es cierto que en algunos momentos se aprecia la preocupación de unos por otros, pero es siempre en situación forzadas y poco naturales.

Se echa en falta el toque de humor de personajes como la Antorcha Humana o la Cosa, que si dejan caer algún que otro chascarrillo no es nada destacable, de igual manera que los continuos rifirrafes que la Cosa y la Antorcha mantienen de broma continuamente han sido cortados casi por lo sano hasta el final literal de la película, algo que las dos películas anteriores (que tampoco destacaron precisamente por la calidad de su resultado final) si supieron hacer.

"Cuatro Fantásticos" no es una mala película de acción y poderes. Es entretenida, llamativa y presenta unos personajes interesantes que quizá con otro enfoque puedan llegar a gustar más a los espectadores. Sin embargo, como reboot de los Cuatro Fantásticos no vale nada. La ruptura que la película hace con las historias originales no merece que se utilicen a estos personajes para una trama tan diferente a la original.

Valoración:

6/10





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