martes, 27 de enero de 2015

Crítica de Corazones de acero

Fury


La Segunda Guerra Mundial sigue siendo a día de hoy uno de los mayores atractivos del cine bélico internacional, y por tanto una inacabable fuente de historias y de ingresos desde que en 1945 los aliados vencieran y pusieran punto final a una de las guerras más terribles y convulsas de nuestras historia.

El año pasado tuvimos la oportunidad de ver en la gran pantalla la historia de los monuments men, que el mismísimo George Clooney se encargó de dirigir y protagonizar, y que dejó un innegable regusto agridulce en lo que se refiere a la calidad de la cinta, a pesar del amplio repertorio de estrellas que la protagonizaron.

Algo antes, fue Quentin Tarantino el encargado de revivir la historia de la Segunda Guerra Mundial con una de sus mejores película, también protagonizada por Brad Pitt y co-protagonizada por el brillante Christoph Waltz, que fue "Malditos bastardos".

En esta ocasión David Ayer ha llevado a la gran pantalla, con gran acierto y precisión a nuestro juicio, un escalofriante relato sobre la guerra.


La trama gira en torno a un división de acorazados del ejército norteamericano que se encuentra luchando contra los soldados alemanes del Tercer Reich de Adolf Hitler en la mismísima Alemania.

Acostumbrados a otro tipo de ambientes o encuadres en lo relativo a las películas producidas de la Segunda Guerra Mundial supone un soplo de aire fresco que se trate íntegramente de un equipo de soldados que luchan desde una de las armas más mortíferas de la guerra, un carro de combate.
Refleja una de las herramientas que más peso tuvo en el enfrentamiento, sacándola del segundo plano y convirtiéndola en la innegable protagonista de la cinta, lo cual es algo bastante novedoso en el cine bélico actual.

La tipología y estrategia de combate requerida en los enfrentamientos difiere del estilo convencional de lucha, y eso es algo que se ha sabido plasmar con gran atino en la película.

Brad Pitt, Logan Lerman, Michael Peña, Shia Lebouf y Jon Bernthal son los encargados de dirigir ese carro de combate en la batalla y esta película en la cartelera.


A diferencia de "The monuments men", que retrataba de manera casi cómica algo tan serio como fue la Segunda Guerra Mundial, "Corazones de acero" le da a la cinta ese halo de terror, destrucción y sufrimiento que, para bien o para mal, es más acertado en este tipo de cintas.
Refleja una realidad tal y como fue; dura, y sin adornar o endulzar la píldora al espectador.

Unos personajes con gran sentimiento y un profundo estudio a fondo son los que consiguen dar credibilidad a la película. Hombres desquiciados, hundidos o a punto de derrumbarse por la crudeza de la situación y de la vivencia. Aún así estarán dispuestos a mantener la compostura con tal de hacer lo que creen es correcto y actuar de la manera más apropiada.

Todos estos personajes son complejos, cada uno completamente distinto al otro pero todos obligados a compartir menos de cinco metros cuadrados de vivienda de puro acero blindado para dar la victoria a sus país. Es ese estudio tan completo el que da mayor realismo y seriedad a la película.


En definitiva, es una película muy fidedigna en lo referido a la Segunda Guerra Mundial. El único fallo que podemos echarle en cara es que en ocasiones su guión flojea por la necesidad de introducir explicaciones previas a los acontecimientos de la película o por ser demasiado forzado.

En cuanto a las recreaciones de los enfrentamientos es todo muy realista, a excepción del detalle menos acertado que podían haber hecho. Y es que, algún lumbreras, decidió poner a los disparos alemanes un tono verdoso, mientras los proyectiles rasgan el aire, y al de los americanos un color rojo, lo cual más que parecer de una batalla de los años 40 parece sacado de una película de Star Wars.

El reparto de la cinta ha sabido introducirse perfectamente en la película. Destacando las interpretaciones de Brad Pitt y Shia Leboeuf, el cual, a pesar de una pequeña crisis de identidad durante el rodaje de esta película, que le valió duras críticas por parte de los espectadores y de sus compañeros de reparto, da lo mejor de sí mismo en esta cinta.

Las tareas de decorados y de vestuario no tienen nada que envidiar a otras películas bélicas, ni siquiera a las mejores películas de la Segunda Guerra Mundial.

Sobre todo, lo más destacable de la película ha sido esa situación de respeto por lo cruel y duro de la guerra, que, como ya hemos comentado, no tuvo cabida en la película de Clooney y en esta ha sido fielmente plasmado.

Valoración:


8/10





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