miércoles, 21 de enero de 2015

Crítica Into the Woods

Into the Woods


"Los miserables", de Tom Hooper, abrieron una puerta nueva al cine musical. El éxito que tuvo la cinta íntegramente cantada de Hooper ambientada en la Francia revolucionaria, y basada en la novela homónima de Victor Hugo, no tiene porque implicar que todos los musicales sean capaces de llegar a la altura de la trágica historia de Jean Valjean.

Es por ello que casi más que abrir una puerta podríamos decir que "Los miserables" abrió la caja de Pandora.
Disney decidió subirse al carro de estos musicales e inició la producción de "Into the Woods", la cual se queda a kilómetros de distancia de su precursora y deja mucho que desear.


La historia de "Into the Woods" se inspira en la obra de Broadway, con el mismo nombre, que reúne algunos de los clásicos de la literatura, muchos de ellos adaptados al cine por Disney, tanto en carne y hueso como en animación.

Es por ello que podemos ver en un mismo escenario a Caperucita Roja y el Lobo Feroz, a Jack y sus habichuelas mágicas, a la Cenicienta y su malvada madrastra o a Rapunzel.

La trama coge a todos esos personajes y los lleva a interactuar en el bosque cercano de la casa de todos ellos, recayendo el protagonismo en el panadero y su mujer, los cuales deberán conseguir una serie de objetos que una bruja les encomienda para poder tener un hijo.

Sin embargo, en todas estas interacciones entre los protagonistas, las cuales tienen lugar en ese bosque que las canciones no nos dejan olvidar ni por un momento, todos irán consiguiendo todo lo que más desean (un hijo, una vaca, recuperar la belleza, etc...).

A pesar de que no se conocen inicialmente todos irán descubriendo como son los otros y explorarán su carácter más tenebroso y oscuro. Traiciones, peligros gigantescos y muerte esperan a los protagonistas de esta floja producción por doquier.


Bastante mal sabor de boca nos ha dejado esta película musical de la fábrica de las ideas que tanto parecía prometer en un principio.

No es ninguna maravilla y, desde luego, dista mucho de ser un buen musical. Es aburrida, monótona, predecible hasta puntos inimaginables y muy frustrante para el espectador, sobre todo al ver como le cambian las historias de aquellas películas tan emotivas y mágicas a su antojo.

El amplio y brillante reparto de la película no consigue camuflar esta mediocridad de la cinta. Y es que, aunque lo digamos muy a menudo, es la aparición de algunas estrellas lo que consigue sacar algo a flote la película.
Meryl Streep, Anna Kendrick y Emily Blunt, la parte femenina de la película, son las únicas que merecen la pena, si no contamos al joven Daniel Huttlestone (que hizo su debut precisamente con "Los miserables" dando vida a Gavroche).  La bruja, Cenicienta, Jack y la mujer del panadero son lo único bueno de la película.

La sección masculina dejan mucho que desear y pecan de aburridos y de ser personajes planos. 
El papel del panadero, interpretado por James Corden, el cual tiene el supuesto papel protagonista de la cinta, es lo más predecible y cansino que se pueda echar en cara en una película. Y el príncipe de Chris Pine, además de cornudo y prepotente no aporta nada a la película.
Por su parte, la aparición de Johnny Depp es poco más que un breve cameo en una película tan larga de duración.


En definitiva, no es que no nos gusten los musicales y por eso pongamos la película de vuelta y media. Es más bien lo contrario, como nos gustan los musicales nos aterroriza la creación tan melodramática y pesada que ha salido de los estudios Disney.

Un guión breve, lo cual no es problema en un musical, pero flojo, que sí es un problema, tiene gran peso en la poca calidad de la película.
Rob Marshall ha tratado de dirigir un éxito musical y cinematográfico a la altura de "Los miserables" y se ha dado un buen batacazo con una película de dos horas de duración a la que le sobran fácilmente tres cuartos de hora.

No todo es malo en la película, y nosotros no somos ogros, por eso hemos de reconocer que, además de las actuaciones femeninas, nos han encantado los decorados y los lugares donde se ha rodado la película, emplazamientos que transmiten la magia necesaria en este tipo de película. Los autendos, es decir, el vestuario de la producción es también bastante llamativo, y aunque es algo anacrónico, nos ha gustado.

Valoración:

4/10





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