miércoles, 29 de octubre de 2014

Crítica Annabelle

Annabelle


Hay que reconocerlo, nos encantó Expediente Warren y Annabelle no nos ha decepcionado.
La última franquicia de terror que bautizó James Wan está consiguiendo pegar bien fuerte y llevarse al bolsillo a los espectadores de todo el mundo.

Desde luego es poco probable que cuando concibieron Expediente Warren fuesen conscientes de lo rentable que les podría ser realizar una serie de películas siguiendo la trama oficial de los Warren, el famoso matrimonio estadounidense que trabajó con la iglesia en múltiples exorcismos y asuntos paranormales, y con spin offs.
Se tratan de películas con un presupuesto bastante limitado que cada vez que pasan por taquilla consiguen unas grandes recaudaciones, y por tanto unos elevados beneficios.


En esta ocasión, Annabelle nos presenta la historia de la terrorífica muñeca que ya pudimos ver en Expediente Warren, también llamada Annabelle, en honor al alma que la poseyó al morir abrazada a ella.
No queremos contar nada más, pues todas esas cosas se pueden ver en la película con mayor precisión y entretenimiento para todos los fans del cine de miedo.

Annabelle no es más que una precuela spin-off de la saga oficial que nos ilustra en el origen de esta muñeca, como llegó a estar poseída, como atormentó la vida de sus primeros dueños (los cuales son los protagonistas de esta película) y sobre todo, como fue a llegar hasta los Warren y a parar en su vitrina de protección.


El reparto protagonista de la película está formado por los poco conocidos actores Ward Horton y Annabelle Wallis (para colmo de la cinta) que dan vida al matrimonio que adquiere originalmente la muñeca, cuando esta sólo daba miedo y no mucho miedo, antes de ensuciarse y agrietarse, y que habrán de lidiar con las fastidiosas correrías de un demonio nada amigable por su casa.

A este contexto de tensión le añadimos el extra de que Mia (Annabelle Wallis) está muy embarazada en el comienzo de la película y el bebé no tarda en llegar, lo cual le da ese plus de peligrosidad por la fijación en el cine de los demonios por los bebés.

Una película muy correctamente tenebrosa, como cabe esperar en una película de este índole, con sus correspondientes sustos y botes en la butaca por parte del espectador. Lo mejor con respecto a ese punto, es que aún siendo predecible lo que va a ocurrir, y pudiendo ver el susto a la vuelta de la esquina, es inevitable llevárselo.


En definitiva, una película de terror genial. Muy apropiada y acertada que respeta y continua con la temática y la línea de la trama principal de Expediente Warren, que aunque no llega a esta a su altura, ni de lejos, perfectamente nos puede servir como un aperitivo para calmar el apetito hasta la segunda aventura de los Warren, que podremos disfrutar en la gran pantalla el próximo 2016.

Valoración:

6/10








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