jueves, 30 de octubre de 2014

Crítica Relatos Salvajes

Relatos Salvajes


Relatos Salvajes es la última película escrita y dirigida por el argentino Damian Szifron y que cuenta con un amplio abanico de actores y actrices argentinos en el reparto de la cinta, entre los cuales está la estrella por excelencia del cine argentino, Ricardo Darín. 
La película, además, cuenta con la ayuda en producción del director español Pedro Almodóvar y distintas emisoras de televisión tanto argentinas como nacionales.

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que la película ha sido un completo éxito en la taquilla, ya no solo por la opinión más que favorable de la crítica, factor con el que también cuenta, sino también por haber conseguido hasta el momento una recaudación de casi 17 millones de dólares con un presupuesto inferior a los 3 millones y medio.


Posiblemente uno de los puntos fuertes más relevantes de la película sea que ha sido dividida en segmentos, del mismo modo que otros grandes directores han hecho con múltiples películas anteriormente (como en Four Rooms o Movie 43). Aunque en este caso, todos los segmentos han sido dirigidos por el mismo director.

Más concretamente, la película está dividida en seis segmentos, cada cual más alocado, más profundo o más divertido que el anterior, con unos nombre que ya dicen mucho de por sí: Pasternak, Las ratas, El más fuerte, Bombita, La propuesta y Hasta que la muerte nos separe.
Aunque sin ver la película esos nombres puedan parecer algo confusos o ambiguos, adquieren su significado a lo largo de la película.


Es francamente increíble la precisión con la que se plasma de una manera tan divertida y absurda las distintas cualidades o atributos más comunes del ser humano, que nos debilitan a la vez que nos hacen más humanos; como el odio y la venganza, la premeditación, la superioridad y el egocentrismo, la frustración y el abatimiento, la prepotencia y la infidelidad e inseguridad.

Todos esos atributos son apreciables en la película, colocados en unas situaciones aparentemente imposibles, y quizás llevadas al extremo, pero que sirven fundamentalmente como un reproche que el director realiza, muy acertadamente, contra el ser humano en general.

Es muy importante, no obstante, ir con la mente bien abierta y concienciados con lo que vamos a ver, para de esa manera poder entender el mensaje íntegramente, sin perder el más mínimo detalle a la critica social y política de la realidad que vivimos, con un sistema que deja mucho que desear y con todos demasiado absortos en sus propios ombligos como para preocuparse lo más mínimo por el resto.
Evidentemente, todos los fragmentos llevan su correspondiente moraleja, y no demasiados saldrán exactamente como sus protagonistas podrían haber deseado, dejando claro lo absurdo de muchos de los comportamientos y decisiones que toman.


En definitiva, es una película perfecta. Realmente divertida y absurda al tiempo que nos transmite un mensaje contundente pero de vital importancia. Una prueba más de la calidad que el cine argentino tiene y de como los realizadores argentinos saben encandilar a la crítica profesional y más aún a la amateur. 
Es una gran película, con todos los elementos de la comedia y la dureza del cine más serio. Plenamente recomendable y recomendada.

Valoración: 

8/10



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