viernes, 24 de octubre de 2014

Crítica El Juez

The Judge


Por norma general cuando uno va al cine no solo busca pasar un rato desconectado de su día a día y escudarse en cualquier película de la cartelera, tenga o no tenga sentido, sino que también se pretende dar con una buena historia, una trama sólida y bien construida, que no caiga en saco roto y nos haga reflexionar durante la filmación y después incluso de salir de la sala.

Ayer acudimos al preestreno de la nueva cinta protagonizada por Robert Downey Jr. y Robert Duvall "El Juez", que hoy mismo llegará de forma oficial a las salas de nuestro país, y desde luego podríamos decir que esta es una de esas películas que se hacen notar sin pasar desapercibidas.


La película narra la difícil relación entre el juez Joseph Palmer (Duvall) y su hijo Hank Palmer (Downey Jr.), un brillante abogado sin escrúpulos para representar siempre a clientes culpables y ganar, a consecuencia de una serie desafortunados sucesos que acontecieron casi veinte años atrás.
Cuando la madre de Hank fallece, este acude al entierro y se encuentra cara a cara con su estricto padre, entre los cuales existe una tensión que podríamos decir que es casi una situación Palmer contra Palmer.

Sin embargo, a medida que se desarrollan los acontecimientos, y cuando Henry está a punto de regresar a su casa con su familia, se ve obligado a dar media vuelta y volver a su casa natal al estar su padre presuntamente involucrado en un atropello que ha terminado con la vida de un hombre al cual el juez Palmer juzgó hace años por el homicidio de una joven.

Es en este punto donde padre e hijo hacen de tripas corazón por trabajar juntos, pese a la reticencia de ambas partes en un comienzo, ya que solo Hank podrá conseguir salvar de la prisión a su padre. La magia de la película surge cuando a medida que van tratando el caso la relación de Hank con el resto de su familia, y con su padre, se va arreglando poco a poco, a pesar de los altibajos que tiene.


El Juez es una película de gran precisión que consigue combinar a la perfección la historia principal de la película, que sería las durezas de la relación familiar y el asunto penal que les reúne, con los flashbacks del pasado que nos llegan en forma de vídeos familiares grabados años atrás, cuando los hermanos eran unos niños, y desde luego introduce a la perfección el estudio del sistema penal que se imparte en EEUU, con sus evidentes desfiles y derroches patrióticos con las típicas banderas ondeando.

El reparto, que se completa con Vincent D´Onofrio, Vera Farmiga y Billy Bob Thornton, es en esta película el pilar básico de su éxito.
Tanto Downey Jr. como Duvall se salen en sus papeles de padre e hijo con problemas. Desde luego por nuestra parte, y entrando en especulaciones, nos encantaría que estuviesen nominados para la próxima ceremonia de los Oscar y que se lleven ambas estatuillas (como ya consiguió el año pasado el binomio formado por Matthew McConaughey y Jared Leto por Dallas Buyers Club) porque desde luego lo merecen.

Downey Jr. aporta un punto maravilloso en la película, como en todas las demás películas que hace, dando una gran elegancia y porte a la cinta, a la vez que consigue inspirar seriedad y buen rollo al mismo tiempo. 
Por su parte Duvall, un grande del cine del último siglo, ha encajado a la perfección el papel de un viudo dolido con más problemas de los que a priori parecen y que a lo largo de la película irán apareciendo. Lo que si es evidente es que a sus 83 años el tiempo no pasa en balde, y aunque ya no es el joven que encarnó al consiglieri de la familia Corleone, Duvall tiene cuerda para rato.


Sin duda, es la relación padre-hijo lo que da mayor fluidez a la película. Los cambios constantes y, sobre todo radicales, que experimentan de pasar a echarse todo en cara a protagonizar preciosos momentos en los que el hijo ha de cuidar y proteger a su anciano padre, que a fin de cuentas hizo lo mismo con sus hijos, aún con toda su estricta educación y formas de actuar.

En definitiva, una de las mejores películas del año si al espectador le gusta lo que está viendo. Y eso es, ni más ni menos, que una película sobre las familias, sobre las vicisitudes que han de sobrellevar y todo esto sazonado con un magnífico ejemplo del ejercicio del derecho penal en Estado Unidos.
Los actores, no solo por estar genial elegidos y por salirse en sus papeles, consiguen transmitir al espectador todos los sentimientos y las emociones que ellos mismos experimentan, es por ello que las lágrimas, en algunas escenas, puedan llegar a aparecer.

Quizás no sea una película de 10, pero en Filmmelier queremos concederle nuestro primer diez, por haber conseguido una sola película hacer un repaso tan amplio a este conglomerado de historias, manteniendo la esencia de los clásicos televisivos sobre ley, como puede ser Ley y Orden, a la vez que introduce una historia realmente emocionante. Y sobre todo por recordarnos que con esfuerzo y sacrificio todo se puede enfrentar, salga peor o mejor.
Simplemente, todo el mundo debería ir a verla y pasar un rato agridulce en compañía de tan gratos actores con un montaje final que nada tiene que envidiar a muchas otras películas.

Valoración:

10/10




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