lunes, 5 de mayo de 2014

Crítica El lado bueno de las cosas

El lado bueno de las cosas


El lado bueno de las cosas es una película dirigida por el neoyorquino director de cine David O. Russell  (La gran estafa americana) y protagonizada por Bradley Cooper (Resacón en Las Vegas) y Jennifer Lawrence (X-men: First class) junto a Robert DeNiro (El padrino parte II) y Chris Tucker (Hora Punta).

Si bien la película podría ser considerada como rara o incluso carente de sentido en algunas partes, la auténtica forma de esta trasciende mucho más allá.
La película podría ser descrita como una serie de locuras que se suceden una tras otra desde que la película empieza hasta que aparecen los créditos finales, tras las dos horas de cinta. Sin embargo, cuando uno hace recuento objetivo de la película se da cuenta de que esas "locuras" a lo largo de la película son imprescindibles cuando la trama gira en torno a dos "locos".

Él (Cooper) traumatizado por la infidelidad de su esposa acaba de salir de un hospital psiquiátrico tras ocho meses de internamiento, donde además le han diagnosticado bipolaridad; ella (Lawrence) por su parte tiene que hacer frente a la muerte de su marido, ¿Y que mejor forma que desarrollando una ninfomanía de manual?

Los dos tienen sus problemas, sus manías y sus actos sin sentido que nos llevan a pensar en ocasiones ¿Qué demonios me he puesto a ver yo? Y no eres realmente consciente de la trascendencia y el mensaje de la trama hasta que te mentalizas de los problemas de estos protagonistas y empatizas con ellos.

Todo lo que estos curiosos personajes hacen, dicen o piensan, llegando a comportarse como niños pequeños (impulsivos y poco reflexivos) lo hacen porque realmente los dos se encuentran solos, los dos están perdidos y los dos han perdido de una forma u otra al amor de su vida.

Cuando los dos se conocen tiene lugar una explosión brutal de personalidades casi desequilibradas, que encuentran una forma de olvidar sus problemas y sus temores en el baile, a la vez que entre los dos surgen unos sentimientos más fuertes que ningún tipo de locura.

Las dos horas de película nos sumergen en lo más recóndito de la mente humana, hace que reflexionemos y recapacitemos sobre lo fácil que es perder la cordura en un mundo de locos y sumirnos en la desesperación. Lo más destacable, sin duda, de la película, ademas del guión y la trama, son las actuaciones sobresalientes de Bradley Cooper y Jennifer Lawrence; aunque posiblemente más la de Lawrence.

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